El declive experimentado por la industria discográfica en Chile después de la experiencia autoritaria que significó el golpe militar de 1973, tuvo un origen que podríamos calificar de “multifactorial”, pero a la vez, estuvo acompañado por una reconstrucción del paisaje sonoro (urbano) a partir del silencio o mejor dicho, de un conjunto de sonidos cuya función fue significada como modos de “silenciamiento” por parte del poder instituido y que con el paso del tiempo fue incorporando nuevos elementos según se implementaban o desarrollaban las políticas económicas y sociales implementadas por la dictadura, lo que ala postre redireccionó el quehacer de la industria discográfica.